viernes, 19 de octubre de 2012

Soledad, ¿me esperas?


Soledad, ¿me esperas?
Cada noche
camino a casa
cruzo el umbral y allí estás.
Me acostumbro
a no cerrar la puerta,
a tener siempre
una vía de escape
por si acaso una noche
contigo no pudiera acostarme.

Pero esa noche no llega,
¿sabes?
No sé qué extrañas ideas,
imágenes, músicas, amoras
rondan mi cabeza
pueblan mi cuerpo y juegan
a construirme una vida interior.

Y aunque ellas me digan
que paso demasiado tiempo a solas
que tal vez no es bien (tanto tiempo sin darme a lxs demás)

Yo me rebelo.

Este amor no tiene nombre

no soy una loca bonita,
dócil y con "sensibilidad para el arte".
Soy mujer, lesbiana e inteligente
sé qué hacer conmigo misma y no necesito sentirme útil para nadie
que no ponga sus ojos a la altura de mis ojos
y sus miedos cuerpo a cuerpo con los míos.

Soy fuerte y anárquica,
y disfruto de mi soledad.
Es más:
la busco, la defiendo, la peleo.
La quiero, la deseo,
me la juego y me la sireneo.

Bailo con la soledad para dibujar
mucho de lo que me hace ser quien soy.

Seguro que un hombre con apellido importante sabrá encontrar un hueco para este amor propio
en un próximo DSM.
Sabrá ponerle un nombre rimbombante,
y vender un combinado de antirretrovirales que destroce el sistema inmune que me he construido
para ser
en un mundo que me niega.

Transilium
prozac
y sexólog@s aplicando teorías de grandes
dinosaurios,
jueces, policías,
vigilantes de la norma heterosexual
no son camisas de fuerza que me vaya a dejar vestir.

Nuestras terapias
(estrategias de agenciamiento)
han sido
decenas de libretas
inundadas de monstruos liberados
reconocidos y reconquistados
dinamitando los usos del lenguaje del opresor.
Tardes, noches, madrugadas
compartidas con Otras de ojos grandes
abriendo aun más los ojos
reconstruyendo nuestros cuerpos
en mitad del bombardeo
re-creando el deseo
más allá de la violencia
hilando las vivencias para vincular
con nuestras
tantas
matrices,
orígenes.
Para seguir tejiendo la tela de araña en la que queremos ubicar nuestras herstorias.

Devenir lesbiana es una disidencia política.
Construirte como lesbiana política es un agenciamiento de esa disidencia
(aunque no el unico
es el mío).



Así como las variedades de plantas para jardín
han sido domesticadas
y utilizadas para colonizar la tierra,
pero cuanto más podadas
más fuertes crecen sus raíces
hasta que enredadas y colectivas
habitaron todo el subsuelo y brotan
en un festín de vida salvaje,
así nuestros agenciamientos han sido para nosotras
la recuperación de cada pedazo de tierra
hasta liberar los espacios que fueron ocupados
hasta crecernos visibles
y reales y enteras
entre otros brotes y malas hierbas.

Cuando una semilla germina
el entramado político
y afectivo que la sustenta
no se ve ni se toca
pero ES.





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