miércoles, 12 de diciembre de 2012

"Quién dijo que era simple", Audre Lorde (1934-1992)

Tiene tantas raíces el árbol de la rabia
que a veces las ramas se quiebran
antes de dar frutos.
Sentadas en Nedicks
las mujeres se reúnen antes de marchar
hablando de las problemáticas muchachas
que contratan para quedar libres.
Un empleado casi blanco posterga
a un hermano que espera para atenderlas primero
y las damas no advierten ni rechazan
los placeres más sutiles de su esclavitud.
Pero yo que estoy limitada por mi espejo
además de por mi cama
veo causas en el color
además de en el sexo
y me siento aquí preguntándome
cuál de mis yo sobrevivirá a todas estas liberaciones.

"Soy una feminista, negra, lesbiana, guerrera, poeta y madre de dos hijos que hago mi trabajo. ¿Quiénes sois vosotras y cómo hacéis el vuestro?"

Audre Lorde me está revolviendo entera con su Sister Outsider, "La hermana, la extranjera". Ella misma se autodefine en esa frase, y de hecho su caminar vital y político es un trabajo constante de autodefinición, con la premisa básica de que tod+s aquell+s que no hagamos ese trabajo de autodefinición seremos definid+s por el sistema de opresión.
Me deja trabajando sobre esas definiciones, las identificaciones, sobre el cruce de estructuras de poder (racismo, lesbofobia, machismo, etc.- Colonialismo, heteronorma, patriarcado, etc) y sobre cómo plantearme un trabajo profundo conmigo misma en torno a mis privilegios como blanca y europea (y otras situaciones por las que tengo determinados privilegios por acercarme más a la norma, norma que genera violencia, que es en sí misma una estructura violenta. Por ejemplo en la categoria de validez corporal o en la de identidad de género).


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