jueves, 7 de marzo de 2013

"¿Amor libre? suena muy bonito, pero yo no podría..."



Muchas (MUCHAS) veces, cuando hablo con compas sobre el amor libre, la anarquía relacional, la ruptura con la monogamia obligatoria y/o la construcción de otras formas de parentesco más allá de la familia nuclear, escucho algo así como "sí, si la verdad es que suena muy bien, pero yo no podría" o "no estoy preparad+",

y yo me pregunto "¿y cuándo estuvimos preparad+s para asumir cambios radicales en nuestras vidas?", ¿no ha sido siempre un curro totalmente autogestionado? ¿no partimos siempre de una educación contraria a vivir afuera de la norma? quiero decir que los cambios políticos que hemos asumido en nuestras vidas siempre han sido difíciles, duros, y nos han implicado fuertemente, y ello no ha hecho que no los asumiéramos.



Por ejemplo: Cuestionar la escuela, el instituto, la universidad. Cuestionar este modelo de educación estando metidas dentro hasta la médula.

Por ejemplo: veganizar/freeganizar nuestras vidas.

Por ejemplo: cambiar nuestras dinámicas de consumo, y cambiar el consumo global por consumo de productos locales/más cercanos, tratar de conocer en qué condiciones se producen, si han deforestado medio Amazonas o han desplazado violentamente a comunidades de sus territorios para producirlas, si son/contienen transgénicos.

Por ejemplo: Cambiar las relaciones con nuestras familias, dinámicas viciadas de poder, dependencia, sobreprotección, control, desposesión de autonomía y/o descuidados; con mamá, con papá, con nuestr+s herman+s, con las criaturas, con l+s abuel+s, etc.

Por ejemplo: Cambiar las dinámicas de control y dependencia dentro de la pareja, dentro del amor romántico. Cambiar las dinámicas de intercambio de sexo por atención, atención por cuidados, cuidados por "fidelidad"/seguridad/"protección", etc.

Por ejemplo: Empezar a recuperar la autonomía sobre nuestras sexualidades, nuestros cuerpos y nuestros deseos. Entender cómo hemos construido nuestro imaginario sexual en base al imaginario sexual de la sociedad en que vivimos (violenta, machista, con el coito y el falo como centro, con el orgasmo como razón de ser de los compartires sexuales, etc.) y empezar a construir otros.

Etc, etc, etc.

Hemos asumido y seguimos asumiendo decisiones y prácticas políticas que nos implican fuertemente, y que nos suponen procesos duros con nosotr+s mism+s y con las personas con las que compartimos nuestras vidas y nuestros espacios. El posible dolor, las dificultades que pueden aparecer (y aparecen), los cuestionamientos, y sobre todo los procesos internos duros de cambio de expectativas, de cambio de significados, de cambio de paradigmas, no son puntos de inflexión que nos hagan no asumir esas prácticas radicales. A veces incluso al contrario: esos cuestionamientos nos hacen buscar respuestas, teorías, propuestas, referentes, otras experiencias. Esos procesos internos nos llevan a buscar afinidades, a compartir los cuestionamientos, a construir en común.

Entonces, ¿por qué cuando hablamos de amor libre, de anarquía relacional, de ruptura con la monogamia y/o de construir otras formas de parentesco, sale tan fácil ese "yo no podría"? ¿Es una forma de salir por la puerta de atrás y no cuestionar unas estructuras políticas que, sentimos, nos dan "x" privilegios?




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