domingo, 7 de abril de 2013

00.30h y chocolate en la mesilla

Tengo ganas de volver a casa,
y a la vez algunos miedos chiquitos aún duermen conmigo en esta cama
temporal
pasajera
útil
(mi cama estos días, al fin y al cabo).


Duermen conmigo y empiezan a despertarse
porque sé que en unos días me vuelvo a casa
y sé que cuando vuelva al día a día los miedos chiquitos se van a despertar todos
y habrá que ver cómo hacerle para que no se hagan tan grandes
como ahora me temo.

Ahora vivimos con una especie de euforia detrás de los ojos
en los pies que amortigua cada paso
leve
y constante.

No hace mucho ruido
no decimos cosas que de normal no diríamos
no nos miramos con miedo de qué podría haber pasado
es una euforia que dice "todo está bien"
"vida normal"
"nada ha pasado"
(pero esa euforia se gastará cuando volvamos al cotidiano).

Hoy mi padre me ha preguntado qué pensaba cuando me dijo "me duele el pecho, estoy un poco preocupado, vamos a sentarnos" 7 días después de haber tenido un infarto. Qué pensaba en el hospital cuando lo pasaron a vital y le inyectaron "salfumán", como él dice. Yo no sabía qué estaba pasando, claro. Yo no ví el ambú sobre la pierna de la enfermera, claro. Yo no sabía qué significa "trombolisis", claro. Así es más fácil decidir qué pensamientos vas a alimentar en esos momentos: "una posibilidad es que esto salga bien, y cosas que facilitan que vaya bien son: pillarlo rápido, y ha sido muy rápido, un buen cirujano que ya lo ha tratado y sabe cómo está el corazón y los muelles, y ya lo está esperando". Esa es la opción que voy a alimentar en mi cabeza. Sé que no es la única, pero ahora no puedo y no quiero alimentar ninguna otra (mi padre me dicho "¡bendita inocencia!").
Y es lo que ha ocurrido.

Todo ha salido bien y parece que no haya pasado nada.

Y han pasado muchas cosas,
entre ellas (de las que ahora me dejo pensar):
por lo menos dos abrazos cada día
por lo menos algún momento de intimidad.
Me he sentido muy sola a ratos,
o he echado de menos un poco de apoyo de determinadas personas.
Otras me han sorprendido (y sostenido un poquito, gracias :) ).
Tristeza física
después de esto y te sigo sintiendo tan lejos.
Seguir sin saber cómo resolver cosas tan básicas como decir te quiero.
Y mucho más.

Voy a volver a casa y no quiero dormir sola.

00.30h y chocolate en la mesilla para evitar más noches de pesadillas.

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