martes, 8 de octubre de 2013

Sujetador vs Binder


Desde una mirada técnica, un binder y un sujetador son la misma cosa: prótesis para modelar nuestro cuerpo [prótesis para modelar muchas cosas, pero por ahora lo dejo ahí]. El cómo son leídos nuestros cuerpos determina cómo somos leídas de forma global y cómo se espera que nos comportemos. Los cómo nos imaginamos, fantaseamos y modelamos nuestros cuerpos, y cómo los ponemos a punto para salir a la calle (o en qué momento estamos listxs) para ser mirados tienen todo que ver con cómo nos entendemos a nosotrxs mismxs, qué pensamos que somos capaces de hacer, quiénes nos gustaría ser.

El cuerpo es un campo de batalla y también un espacio en construcción, por lo tanto de creación.

El cuerpo está atravesado por todos los discursos y estructuras simbólicas/que se proyectan en los cuerpos, que se incorporan. No hay nada de "natural" en un cuerpo, ni en cómo lo leemos, ni en cómo lo entendemos, ni en cómo lo vivimos, ni en cómo nos relacionamos con ellos y a través de ellos.

Por eso un binder y un sujetador sólo son la misma cosa desde una mirada técnica. Por eso las que hemos sido mujeres cis tenemos cajones llenos de sujetadores y nuestros debates feministas han sido sobre llevarlos o no llevarlos, y no hemos tenido nunca un binder ni hemos hablado sobre ellos. Ni siquiera parece que sea algo que tenga que ver con nosotras. Porque seguimos pensando en nuestro cuerpo como un cuerpo de mujer, y pensamos y curramos y desmontamos los significados que se asignan a un cuerpo de mujer, pero no desmontamos el mismo concepto, la noción de cuerpo de mujer.

No hay un cuerpo de mujer sin una mirada en código binario. Y no sabremos qué puede ser un cuerpo que no es de mujer ni de hombre hasta construir un cuerpo que ponga trabas a esa lectura/proceso de construcción, y muestre la evidencia-lo forzado-la violencia con la que se encajan los cuerpos en esos cajones supuestamente estancos. No quiero decir que construyamos nuestros cuerpos de forma x para evidenciar las estructuras, como cobayas, como mártires o como símbolos; quiero decir que el cuerpo es relacional y por tanto cambia su sentido cultural no sólo con la autoimagen y la autosignificación, sino también con la mirada colectiva.

No hay nada de "natural" en leer los cuerpos de lxs demás como cuerpos de mujer o de hombre.

Construir un cuerpo que no encaja fácilmente en el código binario hombre-mujer puede activar en otrxs mecanismos para mantener el privilegio y la estructura cisgénero - mecanismos probablemente con algún tipo de violencia; pero puede que también genere un espacio liminal, momentos donde no se sepa bien cómo leer, cómo reaccionar y qué esperar de un cuerpo no identificado/no encajado. Ahí podemos pensar en qué puede un cuerpo que no es un cuerpo de hombre ni un cuerpo de mujer, y esto es un curro/una lucha/una construcción/un planteamiento profundamente (trans)feminista.


+ La imagen la he sacado del blog Essential Trans*


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