jueves, 8 de septiembre de 2016

Escribir compulsivamente, escribir.

Escribir como escogiendo un hueso al azar, la cadera alta, la cara delantera que me encuentro bajando la cresta ilíaca, ese punto álgido donde la curva se empieza, tan suave, a dejar caer. Escoger esa coordenada del cuerpo, podría ser anecdótica pero no es nada casual. Escoger esa coordenada e iniciar el movimiento, escribir como seguir con los dedos esa cadencia que trae seguida la pelvis hacia delante, y un poco hacia abajo, las vértebras perezosas deslizándose una a una, trayendo de arrastre a poquitos la caja de las costillas, las cervicales, la cabeza finalmente ladeandose con dulzura, el movimiento es imparable.

Un juego entre la inercia y la intención.

Así, escribir así.

Escribir.

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